jueves, 12 de junio de 2014

El próximo viernes 13 de junio a las 19hs, la Universidad de la República hará entrega de su máximo título honorífico, el de Doctor Honoris Causa, al Dr. Pablo Virgilio Carlevaro Bottero.

El próximo viernes 13 de junio a las 19hs, la Universidad de la República hará entrega de su máximo título honorífico, el de Doctor Honoris Causa, al Dr. Pablo Virgilio Carlevaro Bottero. Desde estas páginas del Zur, saludamos este merecido reconocimiento a un universitario íntegro y cabal, compartiendo algunas notas sobre el homenajeado, y la significación que entendemos tiene este homenaje.
Observando quienes promovieron la iniciativa de entregar a Carlevaro el título de Doctor Honoris Causa, pueden reconocerse los rastros de algunas de sus huellas en nuestra Universidad: la Facultad de Medicina, el Instituto Escuela Nacional de Bellas Artes, el Servicio Central de Extensión Universitaria, la Asociación de Estudiantes de Medicina y la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay.
 
Pero más allá de los espacios específicos en los que Carlevaro se desempeñó, con esta distinción resulta reconocida toda una concepción del ser universitario. Una concepción según la cual la excelencia académica y la rigurosidad científica son cultivadas con la misma profundidad y pasión que la literatura, la historia o la música, al tiempo que la indignación ante las injusticias del mundo o el compromiso con las causas populares, no son elementos ajenos al quehacer académico, sino todo lo contrario. Un modo del ser universitario que al cimentar el saber especializado en una vasta cultura general, es consciente de la insuficiencia y la parcialidad de todo saber. Un modo del ser universitario que al no asociar sensibilidad social con pérdida de rigurosidad científica, es capaz de enriquecerse con los saberes del pueblo, sostener la crítica como una ética intelectual innegociable, y elevar generoso su personalidad a la altura de una utopía social.

Por eso este reconocimiento, más que para el propio homenajeado, es sobre todo importante para los demás: para el conjunto de los universitarios, para las nuevas generaciones de estudiantes, para quienes luchan por una universidad que sea otra cosa que fábrica de profesionales o incubadora de tecnócratas competitivos y soberbios en su pequeño nicho de la novedad. Ya en 1935 se preguntaba TS Eliot en su poema "El primer coro de la roca": "¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento? / ¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?”

Quienes conocen a Carlevaro saben que en su fuero íntimo este reconocimiento lo incomoda, como lo incomodan todos los reconocimientos, que acepta por respeto y ocasional cariño por sus homenajeantes, pero que preferiría evitar. Porque nada de lo que hizo en su prolífica trayectoria, ninguno de los frutos de su generosa labor universitaria y social, respondieron jamás a la búsqueda de reconocimiento de tipo alguno.

En el año 2009, en Acto de Apertura del “X Congreso Iberoamericano de Extensión Universitaria”, el Servicio Central de Extensión de la Universidad de la República, homenajeó a Carlevaro. La semblanza que acompañó el homenaje resumía así su trayectoria:

    “Las contribuciones del Dr. Pablo Virgilio Carlevaro al movimiento reformista latinoamericano se remontan a los tiempos de su militancia estudiantil. Habiendo ingresado a la Facultad de Medicina en el año 1947, Carlevaro pertenece a una de las generaciones de militantes estudiantiles que mayores conquistas logró en un siglo de luchas por la Reforma Universitaria, teniendo como hito fundamental la huelga obrero-estudiantil de 1951 que consagró la autonomía y el cogobierno universitarios en el texto constitucional. 
    Dueño de una brillante carrera académica, describir los méritos de Carlevaro como docente e investigador de la Cátedra de Biofísica de la Facultad de Medicina sería una tarea extensa. Habiendo ingresado a dicha cátedra en 1949 como colaborador honorario, en 1962 obtuvo por concurso el cargo de Profesor Titular. En el año 1969 fue electo Decano de la Facultad, cargo que desempeñó hasta que en 1973 la dictadura militar lo expulsó a un exilio de 12 años. Retornado al país en 1985, fue reintegrado en el Decanato, que ejerció hasta el año 1992, cuando cumplió 65 años y debió jubilarse de acuerdo a los reglamentos de la Facultad. 
    Aún proviniendo de unas de las áreas más “duras” de las ciencias básicas, el nombre de Carlevaro está ligado indisolublemente a la transformación de la formación médica hacia el humanismo, la participación comunitaria, y el combate a los reduccionismos biologicistas tanto en lo epistemológico como en lo atencional. La reforma del Plan de Estudios de la Facultad de Medicina de 1968, la inclusión de la docencia en comunidad en el currículo de la formación médica en 1988, sus aportes a la jerarquización de la Salud Mental tanto dentro de la Facultad como a nivel de las políticas públicas a través de la Comisión Asesora Técnica del MSP y la creación del Plenario Nacional de Salud Mental, así como la creación del Programa APEX-Cerro en 1993, son algunas de las concreciones que dan cuenta de sus enormes contribuciones a la formación médica y a la salud colectiva, así como a la transformación educacional universitaria a través de la integración de la extensión al proceso formativo curricular de los estudiantes. Docente de rigurosidad científica, solidez académica y vasta cultura, hay otras cualidades que destacan en Carlevaro: su integridad moral, su entereza ética, su idealismo libertario, y su amor por las causas populares. Rico en sabiduría, coherencia y coraje, no es posible estar a su lado sin aprender y sin contagiarse. 
    Carlevaro es autor de numerosos textos sobre la Universidad Latinoamericana, sobre la extensión universitaria y sobre las prácticas educativas en comunidad. Todos constituyen aportes ineludibles para el estudio de dichas temáticas. Pero seguramente su mejor aporte a la construcción de la Universidad Popular Latinoamericana, ha sido su permanente ejemplo”. 


¿Cómo serán los Doctores Honoris Causa del futuro? ¿Qué méritos serán motivo de honores? Si ensayáramos una proyección orwelliana de algunas tendencias contemporáneas del mundo académico, es posible imaginar la sustitución de la comisión encargada de estudiar las postulaciones por un programa informático diseñado para cruzar las bases de datos de revistas arbitradas, calculando la cantidad de artículos (ponderados por la calidad de las revistas), y la cantidad de citas registradas en artículos de terceros, ponderadas también según el medio donde sucedieron. El programa incluiría también bases de datos de patentes, y relacionaría el palmarés del candidato con sus años de carrera, de tal modo que los gestores académicos habrán creado un “cociente honoris causa”, al que se podrá llegar con mayor o menor edad, según la productividad del candidato.

Juan Gelman, en una crónica titulada “Democracias”, publicada en “La Jornada” en agosto de 1996, reflexionaba: “Un filósofo chino del siglo II antes de Cristo observaba que todo el mundo habla de la utilidad de lo útil y casi nadie de la utilidad de lo inútil. En nuestras sociedades mercantilistas el lugar de lo inútil sería la dignidad de un pueblo; el respeto al diferente; la lucha por una utopía, la esperanza de realizarla; la disposición a dar la vida por una causa justa. Ese tipo de inutilidad, aunque escasa, es ciertamente útil”.


Zur convoca a participar de la ceremonia de entrega del título de Dr. Honoris Causa al Dr. Pablo Carlevaro, el próximo viernes a las 19hs en el Paraninfo de la Universidad, recordando estas palabras pronunciadas en su discurso en ocasión del 75 Aniversario de la FEUU: 
    “Los desafíos que enfrenta la Federación y todo el movimiento estudiantil latinoamericano son tantos y tan bellos, sus tradiciones son tantas y honrosas, el espíritu y los ideales que han animado la acción de los estudiantes han sido siempre tan elevados y superiores, la tierra y la sociedad sobre la que asientan nuestras vidas necesitan y merecen tanto de su accionar fraterno y generoso, y todo lo que los rodea reclama y espera de vuestra contribución y solidaridad,  que – para finalizar – siento la necesidad de parafrasear esta estrofa de un canto chamán de los indios navajos que lo expresa con una profundidad a la cual nosotros, hombres blancos de este continente usurpado, deberíamos intentar acceder: 

    que la belleza que está frente a nosotros, nos haga avanzar; 
    que la belleza que está tras de nosotros, nos haga avanzar; 
    que la belleza que está sobre nosotros, nos haga avanzar; 
    que la belleza que está debajo de nosotros, nos haga avanzar; 
    que la belleza que está a nuestro alrededor, nos haga avanzar'”. 

(Pablo Carlevaro, discurso en el acto de 75 Aniversario de la FEUU)
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