viernes, 9 de septiembre de 2011

Sobre la 8a Bienal del Mercosur. Secuencia: controversias en torno a la participación de artistas uruguayos...

8ª Bienal del Mercosur 2011: Uruguay eliminado


BIENAL DEL MERCOSUR: URUGUAY ELIMINADO
En el momento en que Uruguay asume la presidencia pro témpore del Mercado Común del Sur (Mercosur), con sede en Montevideo, la 8a Bienal del Mercosur de Porto Alegre excluyó a todos los artistas uruguayos.

Nelson Di Maggio – Urbano – 27.08.11

Curiosa paradoja. Una bienal que comenzó brillante y vital en su primera edición de 1997, con la orientación de Frederico Morais, y la exclusiva participación de los países mercosureños. Fue un intento de integración cultural y de conocimiento de las respectivas realidades artísticas hasta ese momento poco o totalmente desconocidas. Como continúan hasta hoy. Eso la distinguió de su her- mana mayor, la de San Pablo, proyectada, errónea- mente, hacia un internacionalismo similar al de Venecia, madre de todas las bienales.

Hasta la 5a edición, la Bienal del Mercosur se con- centró solamente en los cuatro países fundadores (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay) más dos luego incorporados (Bolivia y Chile) con invitación especial a otro país del continente (México, Colombia o Venezuela). A partir de la 6a, las cosas se modificaron y la orientación se situó más allá de las fronteras geopolíticas. Estados Unidos, Asia y Europa comenzaron a desplazar a los sudamericanos, sin ningún criterio válido o valioso. Aún así, Uruguay mantuvo su nivel de participación, aunque con un claro y lento desplazamiento. Que finalmente se logró en la 8a Bienal a inaugurarse el 10 de setiembre. A las autoridades nacionales no pareció importarles. El MEC, siguió afirmando su inoperancia para administrar los asuntos propios de su cartera. Los históricos y lamentables sucesos alrededor del último Salón Nacional y del envío a la bienal véneta, dejaron al descubierto la orfandad de funcionaros idóneos para orientar con eficacia, en lo interno y en el exterior, las artes visuales.

La ausencia de Uruguay en la Bienal de Porto Alegre no es culpa exclusiva del hegemonismo cultural brasileño y del equipo curatorial actuante que finge ignorar la realidad artística del país. La otra parte de culpabilidad recae sobre el MEC. Así como no respondió a la invitación de la bienal de San Pablo (otra ausencia uruguaya), ni siquiera se ocupó de tomar contacto con Porto Alegre y tener el interés en indagar sobre la posible participación local, estableciendo un diálogo cordial con las autoridades gaúchas. En otros tiempos, la existencia de la Comisión Nacional de Artes Visuales permitíó vínculos con el exterior. Desaparecida, no quedó ningún funcionario capacitado para hacerlo. El aislamiento del arte uruguayo con el resto del mundo va creciendo y es a través del esfuerzo privado que se conoce, como sucedió con Torres García y Barradas en Beijing este año.

La 8a Bienal del Mercosur se rige por el lema “En- sayos de geopolítica” y reunirá 107 artistas de 34 países, con pérfida ausencia de Uruguay, hay que insistir. El colombiano José Roca, curador general, desenvuelve siete grandes acciones abordadas por medio de dos estrategias: expositivas y activadoras, en la participación de los artistas con el público y pretende discutir la territorialidad a partir de las perspectivas geográficas, políticas y culturales en las nociones de localidad, territorio, cartografía y frontera, el Mercosur como construcción geopolíti- ca y los organismos internacionales de la región. Eso sí, sin Uruguay.¿De qué Mercosur se hablará?

Diario La Repúbica, Montevideo, Uruguay

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Respuesta de José Roca en el blog de los curadores de la Bienal del Mercosur:

REPRESENTACIONES NACIONALES
¿Porqué no hay artistas uruguayos en la 8 Bienal de Mercosul? Esta es la pregunta que nos hicieron dos periodistas de ese país, uno de los cuales publicó un artículo titulado “Bienal del Mercosul: Uruguay eliminado”.
Texto por Bienal do Mercosul

Lo primero que habría que preguntarse es: ¿en qué consiste ser artista uruguayo? O Más aún, ¿qué es ser artista de un país determinado? Cuando estábamos preparando la 8 Bienal, los curadores viajamos por el territorio de Rio Grande do Sul y por muchos países de América Latina y el Caribe, visitando artistas en sus talleres, asistiendo a muestras individuales o colectivas, discutiendo con colegas curadores, críticos y directores de museos, y pidiéndoles su consejo y sugerencias sobre los artistas que a criterio de ellos fueran los más interesantes de sus respectivos países dentro del tema propuesto. Esta pesquisa, por seria y exhaustiva que haya pretendido ser, fue necesariamente incompleta y subjetiva, y sujeta a todo tipo de contingencias. Estuvimos reportando sobre estos viajes en el blog de la Bienal (el reporte del viaje a Uruguay se puede ver en este link). Periódicamente presentábamos los resultados de nuestras pesquisas en las reuniones curatoriales, y seleccionábamos los artistas de manera colectiva.
En una bienal, como en toda exposición temática, hay al menos dos criterios al momento de escoger los artistas que la conformarán: la calidad intrínseca del trabajo (lo cual es subjetivo y debatible), y la pertinencia respecto al tema que le sirve de marco. En el caso de la 8 Bienal, cuyo tema, en el fondo, son las diferentes formas que adopta contemporáneamente la noción de Nación, consideramos especialmente pertinente la obra de Alberto Lastreto, una bella animación titulada El Prócer.
Una mirada a la biografía de Lastreto nos hace ver las complejidades de la volátil noción de nacionalidad:
“Nacido en Buenos Aires en 1951, crece y se educa en Montevideo, donde estudia Arquitectura y Bellas Artes. En 1973 es expulsado del Uruguay por la dictadura y vive en Buenos Aires hasta 1975. En octubre del 75 debe asilarse en Cuba escapando de la dictadura militar. Sigue estudios de Estética e Historia del Arte en la Universidad de La Habana, Cuba. En 1980 se radica en Nueva York, EEUU. En el 2006 retorna al país”.
Lastreto se forma como artista en Uruguay vive en Montevideo desde hace un lustro. ¿es lícito o no considerarlo un artista Uruguayo? ¿Son el lugar de nacimiento o el pasaporte un criterio más válido que el haberse formado artísticamente en un contexto determinado, o haber contribuido a la escena local de manera significativa?. Esta no es una discusión nueva. Cuando se piensa en la escena artistica norteamericana de mediados del siglo pasado vienen al la mente nombres como Willem de Kooning, Mark Rothko, Louise Nevelson, Hans Hofmann o Arshile Gorky, por citar unos pocos. Como todos sabemos, ninguno de ellos nació en los Estados Unidos. Algunos ya se habían formado como artistas antes de inmigrar. Sin embargo, hay un consenso en que pueden y deben ser considerados artistas americanos debido a su contribución al arte de ese país. ¿No es este el caso de Alberto Lastreto, quien inclusive recibió el Premio Nacional de Artes Visuales en Uruguay en 2008?
En la 8 Bienal hay varios casos de identidades nacionales dudosas, que no lo serían si nos guiamos únicamente por el pasaporte: Jean-François Boclé se considera culturalmente Martiniqués, así este territorio sea francés; Miguel Luciano es de Puerto Rico así su pasaporte sea norteamericano; Barthélémy Toguo es de Camerún así se haya nacionalizado francés y haya recibido de ese país la Orden de Caballero de Artes y Letras. La “representación” mexicana en esta bienal incluye dos artistas, un belga, Francis Alys, y una inglesa, Melanie Smith; esta última fue la escogida para representar a México en la última Bienal de Venecia. Volviendo al Cono Sur, el artista inglés Nick Rands vive en Brasil hace más de una década, y su trabajo más significativo lo ha hecho acá: para nosotros es uno más de los artistas gauchos. Pablo Bronstein, argentino, vive desde hace muchos años en Londres y ha desarrollado su carrera allí. Yo me inclinaría por pensar que su trabajo corresponde más al contexto Anglo que al latinoamericano. Habrá otros que difieren.
La crítica de nuestro colega Di Maggio apunta a que la Bienal de Mercosul tuvo por muchos años una estructura de representaciones nacionales, con lo cual se garantizaba una adecuada presencia de los artistas de su país, y que haberlas eliminado fue un gran error. Yo no estoy de acuerdo. La estructura de representaciones nacionales fue siempre problemática: al requerir bianualmente de una selección de artistas nacionales relevantes de los países del llamado Mercosur, se creó no solamente un grupo de curadores oficiales que eran requeridos en cada edición para seleccionar los artistas de su país (con el consecuente resultado de perpetuar una particular mirada edición tras edición), sino que se ponía de presente la disparidad entre países con escenas de arte más complejas y consolidadas -debido a la existencia de facultades de arte, museos, bienales, y lugares en donde se presenta regularmente arte contemporáneo- y escenas que carecían de todo lo anterior, resultando en representaciones nacionales de nivel muy desigual, e inclusive, en varias ocasiones, artistas que se repetían en varias ediciones sucesivas, aparentemente por la ausencia de artistas más interesantes. Las representaciones nacionales eran similares a cuotas obligatorias de participación, una (per)versión en el arte de lo que en otros contextos se conoce como acción afirmativa. El modelo de representaciones nacionales exacerba el sentido de competencia entre países, una herencia de la Bienal de Venecia, la cual a su vez la había heredado de las exposiciones universales, competencias de carácter simbólico entre las naciones para mostrar su poderío comercial.
Mi colega Gabriel Pérez Barreiro eliminó las representaciones nacionales de la 6a Bienal de Mercosul en 2007, y se concentró en curar una excelente exposición en donde el público vino a ver obras de calidad, independientemente de su procedencia. La Bienal de Pérez Barreiro es recordada local e internacionalmente como una de las mejores Bienales de Mercosur -sino la mejor. La tendencia de apertura se mantuvo en la 7a Bienal y ahora en la edición 8, cuya dirección está a mi cargo pero que ha sido curada colectivamente. No me parece grave que no haya un uruguayo (aunque nosotros consideramos que sí lo hay), ni que haya un argentino que no ha producido su obra en ese país desde hace muchos años, ni que haya un martiniqués que no se sienta francés, ni que haya un colombiano que haya realizado casi la totalidad de su obra en Europa, ni que tengamos un bogotano que nació en París y un paulista que nació en Indianápolis, ni que haya muchos mexicanos y ningún guyanés. Quisiéramos que esta Bienal sea juzgada por lo que presenta, no por lo que (pretendidamente) le falta. Pero, puestos a ello, el público ávido de “uruguayanidad”, tendrá en Porto Alegre un plato fuerte ofrecido por la Fundación Iberé Camargo, parceira de la Bienal: la magnífica exposición de Joaquín Torres-García. ¿Se puede pedir más?
José Roca.

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LA “8ª BIENAL DE CASI TODO EL MERCOSUR”

Sobre la respuesta de José Roca, comisario de la 8 Bienal del
Mercosur a Nelson Di Maggio.
Yamandú Canosa. Barcelona, setiembre de 2011.

Interesante el argumento transnacional de José Roca. Yo mismo lo he defendido más de una vez. En una sociedad nómada como la contemporánea, la adscripción a un territorio se desdibuja, sin duda, y entra en una combinatoria que vuelve mestiza la idea de “lugar” y de pertenencia. “La pureza es un mito” -escribió una vez Hélio Oiticica con letra pequeña en una de sus instalaciones-. Pero aún así y estando de acuerdo con el concepto, es inargumentable la ausencia de artistas que de una u otra forma pueden ayudar desde Uruguay y desde fuera del territorio uruguayo a aportar matices al tema de la Bienal (más allá de la única presencia de Lastreto que figura como “argentino”). Sin entrar en el tema de “cupos” nuestra ausencia clamorosa en el evento del Mercosur sólo puede ser achacable en primera instancia a la desidia de los organizadores y se justifica que la clasifiquemos como “ninguneo” flagrante. Una falta de delicadeza hacia los artistas de un país fundador del Mercosur –que le hace el encargo- que se amplifica en la falta de autocrítica y desubicación del texto de José Roca. Conozco -obvio es decirlo- a varios artistas que podrían haber hecho importantes aportaciones al evento desde el concepto con el que se construye esta edición. Si tanto le interesa a José Roca el diálogo transnacional es inadmisible el silenciar en ese diálogo la voz de uno de los protagonistas. Si el evento se llamara “Bienal de Porto Alegre” nada deberíamos argumentar. Pero se llama “Bienal del Mercosur”. Ahora debería llamarse “Bienal de Casi Todo el Mercosur”. Y si tan transnacional es la apuesta, ¡que se quite el dato del país junto al nombre del artista participante! Un cúmulo de despropósitos. No sólo eso. Este formato y sus ausencias, desdibuja la atractiva especificidad original del evento (necesitado, claro está –y en eso estoy totalmente de acuerdo-, de un balanceado diálogo con otras experiencias ajenas al Mercosur) y la disuelve en el saturado marasmo de Bienales al uso, sin personalidad. Uruguay es un país pequeño, un puerto en el lejano Sur, y hurtar la posibilidad de visibilidad a sus artistas en un evento que les pertenece y para el que están absolutamente capacitados es de muy difícil argumentación. Roca habla de “la disparidad entre países con escenas de arte más complejas y consolidadas”: poco puede ayudar su aportación. Habla de perversión, y yo me pregunto si no es perversa su liviana argumentación que pretende darnos lecciones trasnochadas y hoy ya tópicas de transnacionalidad a un país que tiene 500.000 ciudadanos viviendo fuera de sus fronteras. Más allá de la flagrante ineptitud de los responsables de la gestión de las políticas culturales de Uruguay y de sus gobernantes -tema de airado e inaplazable debate interno en mi país- sólo la desidia culposa e inculta de los comisarios responsables puede justificar la omisión. Y volviendo al texto de José Roca, el final es lamentable. Lavarse las culpas con una exposición de Torres García (fallecido en 1949) no tiene pase. Es como decretar el “Fin de la Historia”. Si ya tenemos a Torres García (uruguayo-catalán-francés); ¿para qué seguir buscando más artistas? Un patético y (per)verso horror argumental. Apaga y vamos.
Yamandú Canosa. Barcelona, setiembre de 2011.

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La Diaria

Invitame a tu fiestita

Confusión sobre la participación uruguaya en la Bienal del Mercosur.

La gremial de artistas le reclama al Ministerio de Educación y Cultura por la no participación de uruguayos en la Bienal del Mercosur, que se desarrolla por estos días en Porto Alegre. Desde la Dirección de Cultura se aclara que las invitaciones se transmiten directamente de la Bienal a los artistas, sin intermediación estatal. El curador del evento, el colombiano José Roca, explica por qué el único artista uruguayo que le pareció adecuado a su propuesta en realidad nació en Buenos Aires. Los agremiados replican que, de todos modos, deberían tener mayor injerencia en las decisiones sobre jurados y representaciones nacionales.

El domingo la Unión de Artistas Plásticos y Visuales (UAPV), que en los últimos años se ha convertido en la única agremiación activa del ramo, emitió una carta abierta al director de Cultura, Hugo Achugar, en la que, a partir de un artículo del crítico Nelson Di Maggio, publicado por La República, le exigen que explique por qué Uruguay no estará representado en la Bienal del Mercosur, que inaugura el jueves. Para los firmantes, la omisión de una representación nacional formaría parte de “la política de invisibilización y de exclusión de algunas expresiones artísticas” y de “la arbitrariedad y falta de transparencia en la toma de decisiones” así como de “la ausencia de un diálogo franco en el cual los diferentes sectores puedan intercambiar opiniones contribuyendo en el enriquecimiento de las propuestas”. Sin embargo, la Dirección de Cultura no tendría injerencia alguna en este asunto en particular. Según Achugar, “la Bienal del Mercosur no invita a estados, invita a artistas. Toda persona informada del mundo del arte lo sabe. El Estado uruguayo no puede decirle a la Bienal del Mercosur ‘invite a Uruguay para que mande a sus artistas’. La bienal invita a quien quiere, al igual que la de San Pablo”.

La confusión tal vez provenga del hecho de que la Bienal de Venecia sí es un evento que involucra a representaciones nacionales, y ello determina que desde la Dirección de Cultura se organice el envío uruguayo y se promueva la permanencia de un pabellón propio en la ciudad italiana. “Allí el Estado concurre como tal”, puntualiza Achugar, quien también opina que “sólo un crítico desorientado puede creer que la Bienal del Mercosur tiene el mismo mecanismo que la Bienal de Venecia”.

Rioplatense al fin

También el curador de la VIII Bienal del Mercosur, José Roca (Barranquilla, Colombia, 1962) refiere a Nelson Di Maggio y su nota titulada “Bienal del Mercosur: Uruguay eliminado”. En un artículo publicado en el blog de los curadores del evento, Roca explica: “En una bienal, como en toda exposición temática, hay al menos dos criterios al momento de escoger los artistas que la conformarán: la calidad intrínseca del trabajo (lo cual es subjetivo y debatible), y la pertinencia respecto al tema que le sirve de marco. En el caso de la Octava Bienal, cuyo tema, en el fondo, son las diferentes formas que adopta contemporáneamente la noción de Nación, consideramos especialmente pertinente la obra de Alberto Lastreto, una bella animación titulada El Prócer”.

Posiblemente el video, que muestra una estatua ecuestre trasladándose de promontorio en promontorio, sea recordado en nuestro país por haber ganado el Premio Nacional de Artes Visuales en 2008. Lastreto, su autor, nació en Buenos Aires en 1951 y Roca no deja de problematizar el asunto: “Lastreto se forma como artista en Uruguay y vive en Montevideo desde hace un lustro. ¿Es lícito o no considerarlo un artista uruguayo? ¿Son el lugar de nacimiento o el pasaporte un criterio más válido que el haberse formado artísticamente en un contexto determinado, o haber contribuido a la escena local de manera significativa? Ésta no es una discusión nueva. Cuando se piensa en la escena artística norteamericana de mediados del siglo pasado vienen a la mente nombres como Willem de Kooning, Mark Rothko, Louise Nevelson, Hans Hofmann o Arshile Gorky, por citar unos pocos. Como todos sabemos, ninguno de ellos nació en Estados Unidos. Algunos ya se habían formado como artistas antes de inmigrar. Sin embargo, hay un consenso en que pueden y deben ser considerados artistas americanos debido a su contribución al arte de ese país”.

No obstante, Roca aclara que el reclamo que Di Maggio les hace a las autoridades de nuestro país -y también a él mismo- tiene raíces en el hecho de que, hasta hace dos ediciones, la Bienal asignaba cupos fijos a las representaciones nacionales. El cambio, para Roca, es un avance.

Pero igual

Para Sergio Viera, integrante de la directiva de UAPV, el caso puntual de la Bienal del Mercosur es sólo un disparador, en tanto el asunto principal es “que en la mayor parte de las representaciones de Uruguay no hay transparencia. Casi todos los envíos han sido hechos por gente allegada al director. Da la impresión de que dirigiera todo él”.

La UAPV reclama la reinstalación de la Comisión de Bellas Artes, que, integrada por representantes de la Universidad, del Museo Nacional de Artes Visuales y de los artistas, decidía sobre jurados y representaciones nacionales. Según Viera, el ministro de Educación y Cultura, Ricardo Ehrlich, con quien se están reuniendo, vio con buenos ojos la creación de una comisión de cinco miembros, pero el representante gremial teme que también la integración de ésta sea determinada por el director de Cultura. “Si en las negociaciones del Ministerio de Trabajo están representados los trabajadores y las patronales, acá también tendrían que estar representados los hacedores”, opinó Viera.

Es una lucha

Es posible que detrás de este episodio haya una reedición de los enfrentamientos que tuvieron su pico hace cinco años, cuando se nombró a la artista contemporánea Jacqueline Lacasa como directora del Museo Nacional de Artes Visuales. Tal designación provocó airadas protestas de un grupo de artistas, que a partir de entonces decidieron agremiarse en la UAPV. Rápidamente entró en declive la Asociación de Pintores y Escultores de Uruguay (APEU), en la que las autoridades del momento (Jorge Brovetto y Luis Mardones, como ministro y director de Cultura) se habían apoyado para elegir a Lacasa, y la UAPV se transformó en el interlocutor sindical con el gobierno.

Así, puede decirse que en la raíz de la UAPV está la desconfianza por la producción y las prácticas del llamado “arte contemporáneo”. No es de extrañar que ahora muchos agremiados se sientan excluidos de una Bienal que desde su propuesta curaturial -la “geopoética”- convoque casi exclusivamente a creadores de arte contemporáneo.

Efectivamente, en la web de la Bienal del Mercosur una de las curadoras, Alexia Tala, detalla exhaustivamente su pasaje en enero por Montevideo y Punta del Este en busca de expositores. Todos los artistas y galerías que visita pertenecen al “bando contemporáneo”: Juliana Rosales, Javier Abreu, Ana Clara Talento, Yessie Young, Fernando López Lage y Ángela López (de la Fundación de Arte Contemporáneo), Santiago y Diego Velazco, Martín Sastre, Pablo Uribe, la Galería Marte UpMarket, los diseñadores Livni y Escuder, Paula Delgado, Patricia Bentacur, Tamara Cubas, Alonso y Craciun, Cecilia Mattos, Santiago Tavella, Diego Focaccio y, obviamente, el elegido, Alberto Lastreto.


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